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Sobre Nosotros
En Animal Learning Institute creemos que la educación canina ética, basada en ciencia y respeto por la naturaleza del perro, es la única forma posible de construir vínculos sanos y profesionales responsables.
Detrás de este proyecto estamos dos personas profundamente comprometidas con el bienestar animal y la formación de calidad: Gabriela Pacheco y Robert Llorente.
Con trayectorias complementarias, unimos nuestras experiencias para crear un espacio donde futuros educadores caninos puedan formarse con una visión actual, ética y profesional del comportamiento animal.
Desde hace años formamos a tutores y profesionales de diferentes países, con un enfoque que integra el conocimiento científico, la experiencia en campo y una mirada profundamente empática hacia los animales y sus familias.
Gabriela Pacheco
Gaby descubrió su vocación por la etología hace más de 17 años, mientras realizaba unas prácticas en el Departamento de Etología de la UNAM, en México. Aquel primer contacto con el estudio del comportamiento animal marcó un antes y un después en su vida profesional.
Aunque inicialmente se especializaba en medicina interna de pequeñas especies, su interés por comprender y mejorar el vínculo entre humanos y animales fue creciendo hasta convertirse en su camino definitivo.
En 2015, Gaby decidió dar un giro total a su carrera al cursar el Máster en Etología Clínica de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), formación que consolidó su enfoque ético, científico y empático. Desde entonces, ha dedicado su vida por completo al trabajo en etología aplicada.
Cuenta con una sólida formación académica, entre la que destacan:
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Máster en Etología Clínica (UAB)
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Técnico en Modificación de Conducta (UAB)
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Técnico en Zooterapia por la Asociación Catalana de Zooterapia
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Diversos cursos de especialización en agresividad y reactividad canina con referentes internacionales en EE.UU. y Canadá
Actualmente, Gaby acompaña a familias multiespecie de diferentes países mediante asesorías personalizadas, combinando su conocimiento científico con una profunda sensibilidad hacia las necesidades emocionales tanto de animales como de personas.
Es directora y profesora en Animal Learning Institute, donde lidera formaciones para futuros profesionales del comportamiento canino, y además comparte contenido educativo a través de ETHOS, una plataforma de formación para tutores comprometidos.
¿Un dato curioso? Gaby es alérgica a los animales. Pero ni siquiera eso ha sido un obstáculo para dedicarse de lleno a su pasión: ayudar a mejorar la calidad de vida de los animales y sus familias.
Desde entonces, han pasado 15 años de trabajo ininterrumpido en distintos ámbitos del mundo canino. En 2010, fundó su primer centro canino y, desde ahí, su trayectoria se ha ampliado y diversificado: más de una década dirigiendo centros, colaborando con refugios y protectoras, liderando proyectos de perros detectores, acompañando a cientos de familias, y —sobre todo— formando a nuevos profesionales del comportamiento canino.
Cuenta con una sólida y variada formación, tanto en el ámbito técnico como empresarial:
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Máster en Etología Clínica (UAB)
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Diplomado en Ciencias Empresariales (UN)
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Formador de Formadores (ANACP)
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Formador de Guías Caninos para Seguridad Privada (Ministerio del Interior)
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Formador de Guía de Perros Truferos (ANACP)
Actualmente, Robert está volcado casi por completo en lo que más le apasiona: la formación de educadores caninos. Es profesor en el Máster de Etología de la UAB desde 2020 y cofundador de Animal Learning Institute, donde lidera el área pedagógica y docente.
También impulsa La Casa de los Ladridos, una plataforma que conecta a cientos de familias y profesionales con recursos de educación canina actualizados y éticos, consolidando una de las comunidades más importantes del mundo hispanohablante.
Y sí, aunque dedica su vida a enseñar sobre perros… ¡es alérgico a los gatos! 😺
Robert Llorente
La historia de Robert Llorente con el mundo del perro comenzó hace más de dos décadas, cuando adoptó a su primer compañero canino, Guster. En aquella época, la educación canina aún no formaba parte de la conversación habitual entre tutores.
Pero su curiosidad, su espíritu emprendedor y su deseo de mejorar la vida de los animales lo llevaron, casi por azar, a descubrir que existía una formación profesional en este campo. No tardó más de una semana en inscribirse en su primer curso… y nunca más se detuvo.
